martes, 15 de septiembre de 2009

La Luz.

Escondiéndose al alba encaraba al implorar,
sus dichosas plegarias que un día escucharan,
los vampiros silvestres de este cruel funeral.

Sus suspiros reían con toda la maldad,
cuidadosa la mentira y despiadada la verdad,
codiciosa se veía, encantada de esperar.

Tiempo al tiempo le decían, tiempo al tiempo y aguantar,
si el adiós no existe, ¿por que estamos hoy acá?
Si algún día todo termina, siempre hay un final,
no sabemos con certeza cuando la hora nos llegara.

Esa prosa maldecía, esos secretos por contar,
profecías no sabidas, que se están por revelar,
a la luz del olvido, a la luz del mas allá,
a la luz de este entierro, que se esta por acabar.

Ya son pocos los mesías, de este triste funeral,
ya bajaron las cortinas, por favor dejen de actuar,
que se fue un alma perdida, a volar por la eternidad,
de este encierro que es masivo, que ya esta por terminar.

Fueron una, fueron veinte, fueron treinta y muchos mas,
son esas caretas perdidas, que se presentan sin pensar,
- ¿que si son bienvenidas? - Me preguntaron al pasar,
era Dios que te bendiga, y hoy te asecha por detrás.

Esa prosa maldecía, esos secretos por contar,
profecías que revelan donde esconden su lealtad,
a la luz del olvido, a la luz del mas allá,
a la luz de este entierro, que se esta por acabar.

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