Otro día gris que desentona con un viernes pálido,
tan ansiado y espero por el común denominador de la gente.
Las nubes casi negras que asechan la tormenta que va a desatar,
el mundo improvisa su manera de escapar de la ciudad.
Las rimas se hacen largas, las frases se hacen cortas,
los acertijos siguen en la mesa esperando su solución.
¿Que hacemos hoy? ¿Donde vamos? ¿Estará bueno? ¿Donde nos juntamos?
Preguntas cotidianas asemejan mis recuerdos de un viernes típico.
Pero hoy no, no es el quinto día de siempre, es diferente,
porque el cielo esta enojado a punto de echarse a llorar.
La gente lo percibe, cambian la energía positiva a negativa,
hasta los mas positivos presentan un poco de negatividad,
es así, es eléctrico como la tormenta que se avecina.
Buscando la salida, me voy perdiendo entre el mar de personas,
que van hacia ningún lado, como yo, pero en sentido contrario.
Voy con una idea fija, un destino a donde llegar, que no lo conozco,
pero ansió desesperadamente encontrarlo, para calmar mi angustia.
Retroceso en mis dias, un paso adelante, dos hacia atrás,
tengo que logra doblegar esta situación por la cual me toca atravesar.
No me preocupo, tengo mis armas y hasta un escudo protector,
tarde o temprano lograre desenredarme de esta situación y pasar a dominarla.
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