Mis sueños son cada día mas raros, imágenes perdidas que buscan una respuesta. Plegaria del destino que anhela con ella, sarcasmo de su parte me hace darme cuenta de que no todo lo que queremos es lo correcto, que a veces hay que dar un paso al costado y seguir avanzando para poder librarnos de lo que nos detiene.
Las noches se me hacen largas, y los días cada vez mas cortos. Reposo mi cabeza sobre la almohada en busca de alguna solución, que ella me niega con muchísima discreción. Me sonrojo al pensar en su mirada, mi inhibición es eterna al intentar hablarle, se me traba la lengua, se me cruzan las palabras y termino sintiéndome vació.
Salgo caminar, sin rumbo fijo, pensando en muchas cosas que se que ella nunca va a pensar de mi. Con música en mis oídos todo se hace mas fácil, al menos se que el día siguiente va a ser mas fácil que el anterior, eso es un plus que me carga de energía. Canto mientras voy avanzando tratando que eso me llene el alma cansada de esperar lo que nunca sera. Aunque el camino de regreso es lo mas triste, porque casi todo lo que habías dejado atrás por un instante, se vuelve a tu mente de una manera muy rasante y sin anestesia, y volves a pensar en todo lo que ya no estaba dentro tuyo, pero que nunca iba a salir de vos.
Le juego un tiro a mi suerte e intento hablarte, mis palabras se hacen sordas, mis razones se vuelven toscas. El destino me sonríe jugandole una mala pasada a la suerte, pero de pronto ya se muere en el sacrificado intento de intentar. Los letargos vuelven a mi cuerpo y todo se hace lento y largo, duradero, como si no fuese a terminar nunca.
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