Noches largas y aburridas,
asechaban en mi vida,
de pociones mal bebidas,
de embriagarme en el día.
Resonaban las mentiras,
eras vos que me envolvías,
en el humo entumecidas
tu mejilla con la miá.
Desde arriba se veía,
la ciudad que se dormía,
desde frente observaba,
tu mirada que me callaba.
La respuesta me corría,
sabia que algún día entendería,
entender era lo que quería,
pero de momento no podía.
Las tristezas no sonríen,
las risas no tienen grises,
tus señuelos sin matices,
alimentan las narices.
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